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Cuando el síndrome de París acecha

Publicado: 2016-02-27

París es hermosa pero tiene el corazón de hielo. Año a año, junto con los miles de turistas que llegan a esta ciudad, también llegan ciudadanos de todas partes del mundo que no están de paso y que creen que la tierra de la libertad, igualdad y fraternidad les tiene un espacio reservado. La verdad es que no. En París no hay lugar para los sueños de todos.


Si vienes a París, lo primero que debes saber es que las canciones de Edith Piaf no suenan mientras caminas por los Campos Elíseos. La música constante que escucharás y llegarás a aprender de memoria será la del metro advirtiéndote que los carteristas están viajando en el mismo metro que tú. Tampoco cometas el error de creer que la mayoría de franceses son super modelos que se visten con Cartier. París es una ciudad de todas las sangres, verás muchos velos, muchos hombres con Jubbah, Jelabiyah o Thobe, esas túnicas largas de la religión musulmana. 

foto: hispanmedia


No creas, por último, que hay trabajo. El 'chomage' o el desempleo es uno de los principales problemas de la sociedad francesa. Testigo de eso son los libros de sociología que hace 60 años se esfuerzan por explicar este tema. En París, las desigualdades tienen el rostro de un migrante que dice: "J'ai faim. Aidez moi, svp" (Tengo hambre. Ayúdenme, por favor) sentado en la puerta de Louis Vuitton.

foto:sylvainleser.com


Aunque parezca increíble, la desilusión que produce París ha llegado hasta niveles patológicos. En el año 1984, el psiquiatra Hiroaki Ota fue el primero en detectar esta condición en los viajeros japoneses que regresaban a su país después de haber pasado unas vacaciones aquí. Alucinaciones, depresión, desgano y la idea persistente de ser víctima de alguna hostilidad son algunos de los síntomas del Síndrome de París.
Es verdad que la publicidad y cierta ingenuidad han contribuido a la idealización de esta ciudad, pero lo cierto es que París tiene los problemas de las principales ciudades del mundo: una gran cantidad de población extranjera que llega buscando trabajo, refugio o asilo, y una oferta de trabajo limitada hasta para los propios franceses. 

no te dejes engañar por la publicidad


La particularidad de Francia radica en que al ser un país socialista tiene un sinnúmero de ayudas sociales para aquellos que se encuentran en situación de pobreza. Extranjeros, desempleados, estudiantes, todos reciben cierto tipo de ayuda que cubre vivienda, alimentación, salud y hasta transporte. Son estas ayudas sociales las que encienden el debate y colocan a la figura del migrante en la mira. 
"¿Cómo los vamos a ayudar a los migrantes si no tenemos dinero ni para nosotros mismos?", me dice cada vez que puede Jean François, un amigo francés de unos 50 años cuando paseamos a nuestros perros por las mañanas. No es un tema sencillo, él mismo no tiene ahora un trabajo estable. 

Migrantes  a la espera de ser reubicados en francia. foto: 


París nos cambia todos de distintas maneras. Nadie que regrese de París es el mismo. Es imposible permanecer igual después de ver a tanta gente vivir tan mal y a otra morir tan bien, como diría Louis Aragon. París por supuesto es hermosa y sus calles encantadoras, el valor de sus museos inconmensurable, la cultura que se respira a cada paso, en cada esquina, en cada metro, incomparable. Sí, claro que París es la ciudad luz. La ciudad de 'les lumières' que en francés significa (luces) y que fue ese movimiento intelectual - que nosotros conocemos como Ilustración - caracterizado por el sapere aude, el atrévete a saber de Kant.
Es imposible conocer a París en tres noches o en tres años. Aquí, los sueños de millones de personas nacen y mueren cada día, y para bien o para mal, París permanecerá dentro de ellas toda su vida. 


Escrito por

Dánae Rivadeneyra

Periodista clásica. Leo, investigo, escribo y, como no puede ser de otra manera, me involucro. Ahora en París, ayer en Lima.


Publicado en

Me fui de la casa

La vida 10,253 Kilómetros lejos de Lima, mi casa.